viernes, 23 de septiembre de 2011

Crear conciencia del potencial propio

Para otros usos de este término, véase Conciencia (desambiguación).
La conciencia se entiende como la capacidad de valorar el presente.
Introducción
A efectos prácticos, la conciencia se refiere a la capacidad que nos indica qué está bien o mal. Estas valoraciones del instante que acontece, permiten al individuo percibirse a sí mismo como alguien capaz de modificar su entorno o por el contrario como alguien sujeto a unas restricciones que le superan. Tenemos conciencia cuando sabemos lo que está aconteciendo en nuestro Yo y otorgarle un concepto, ya en lo que es propio de nuestro mundo interior, ya en lo que es el mundo exterior que en él se refleja. La conciencia presenta algunas propiedades claramente diferenciadas: dinamismo, unidad o totalidad, subjetividad, intencionalidad y conocimiento certero. La conciencia predispone a la persona a actuar de forma equilibrada entre su cosmovisión y los hechos percibidos en el presente.
Estudios sobre la conciencia
Los Estados Unidos, donde el psicoanálisis no hizo escuela, fueron la cuna de nuevos estudios sobre la conciencia. Incluso, de posturas que desdeñaban la oposición conciencia-inconsciente y la idea general de conciencia. En las primeras décadas del siglo XX, algunos psicólogos volcaron el fiel de la balanza sobre la conducta como objeto de estudio. Para John B. Watson, todo estaba en el comportamiento. De hecho escribió que se podría estudiar la psicología humana sin hacer una sola mención a la conciencia. Watson creó la escuela de psicología conocida como conductismo.
Hacia los años 50 del siglo XX el estudio científico del sueño descubrió que éste no implica la desaparición de la conciencia, sino otro tipo de actividad cerebral cercana a aquella. Los movimientos oculares rápidos (REM, por las siglas de las palabras inglesas Rapid EyesMovement) se producen durante el sueño, a intervalos de unos 90 minutos. El estudio de la fase REM reveló que en esos momentos las ondas registradas por un encefalograma son similares a las de la vigilia. Esto sugirió la posibilidad de ampliar el concepto de conciencia. En esos años, apareció la idea de "estados alterados" de conciencia, que se difundió rápidamente en la cultura estadounidense. La utilización de alucinógenos, la meditación, la creencia en percepciones extrasensoriales referían a una percepción del mundo distinta de la habitual, no ubicada en lo inconsciente, sino en zonas no exploradas de la conciencia.
Ese movimiento cultural New Age, parecía expresar, la necesidad de comprender toda la actividad y el potencial de la mente humana. E implicaba que las ideas morales convencionalmente aprobadas debían ser sujetas a revisión. Para muchos, el uso de sustancias alucinógenas significó poner al descubierto la parte oculta de la conciencia y una amplitud de visión que estaba más allá del bien y del mal.
Nuestra memoria y nuestros recuerdos, así como toda su carga emocional están compuestos por los contenidos que hemos almacenado de forma consciente a lo largo de nuestra vida. Y, también, por aquellas vivencias que han sido adquiridas de forma inconsciente. Los estímulos subliminales, bien visuales, auditivos, olfativos o de cualquier otra índole perceptual, pueden ser emitidos con baja intensidad o de forma más o menos oculta y en general, con una exposición breve que evita que sean captados de forma consciente. Sin embargo, sí serán captados a nivel inconsciente y almacenados en nuestra mente. Precisamente por eso, tendrán un efecto que en mayor o menor medida influirá en nuestro comportamiento futuro.
Estados de conciencia
Para los estados clínicos de la consciencia y sus alteraciones, véase artículo de fisiología: Estados de conciencia
Hay diferentes desarrollos de esta función cerebral:
Conciencia individual: se refiere a la conciencia de uno mismo y de cómo el entorno lo puede perjudicar o favorecer. Se establece lo que es bueno y malo para uno mismo. El ejercicio acertado de esta función mental se llama instinto de supervivencia. En el hombre, el resultado de su racionalización le dota de mayor capacidad de autodominarse, de una mayor creatividad y de esto nace la Inteligencia preconsciente(Véase nota).
Conciencia social: se refiere a la conciencia del estado de los demás miembros de su comunidad y de cómo el entorno los puede perjudicar o favorecer. Se establece lo que es bueno y malo para una comunidad. El ejercicio acertado de esta función mental se llama instinto de protección. En el hombre, el resultado de su racionalización le dota de capacidad cooperacional, y de esto nace la Inteligencia social.
Conciencia temporal o competente: se refiere a la conciencia del medio que le rodea y de cómo afecta a uno mismo y a los demás en la línea del tiempo. Se establece lo que es bueno y malo para el futuro de la comunidad. El ejercicio acertado de esta función mental se llama inteligencia racional(véase también: razón).
Conciencia emocional o empatía: Se establece lo que es bueno y malo en función de datos emocionales, y de cómo el entorno y la forma de actuar de uno mismo, afecta al estado emocional de su comunidad. El ejercicio acertado de esta función mental se llama inteligencia emocional.
La conciencia puede funcionar en 'piloto automático', es decir, sin necesidad de ejercitar inteligencia alguna, únicamente basándose en los instintos. El individuo es consciente de lo que está haciendo, pero no se plantea si es bueno o malo.
Nota: Actualmente, esta área está en investigación por John Kounios y Mark Jung-Beeman, neurólogos de la Universidad estadounidense de Drexden y Universidad Northwestern respectivamente. Se la ha calificado como creativa, a este tipo de inteligencia. De forma general, son catalogadas como artistas y genios las personas capaces de usar la creatividad en sus métodos de resolución de problemas, dicha capacidad creativa procede del lóbulo temporal derecho de nuestro cerebro.
Interrelación
Las tres primeras no son exclusivas del hombre, sólo la última. Como especie animal no nos cuesta concienciarnos de las dos primeras, pues no depende de la educación o datos externos, va con la propia naturaleza de la conservación de la especie. El ejercicio más o menos acertado de la tercera dependerá de la educación recibida (los hay autodidactas), también es innata a la supervivencia y la cuarta no todo humano logra concienciarse en su mayor exponente (o sea, equipararla al uso que le damos a las otras tres), sino que son dependientes de la educación, costumbres y moral local. No suele manifestarse de forma consciente, sino como una imagen de lo que podríamos estar sintiendo nosotros en piel ajena. Ello motiva a actuar pensando que eso es lo bueno y lo malo, sin cuestionarlo ni racionalizarlo; las personas que lo han intentado han acabado convirtiéndose en líderes.

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